A continuación reproducimos una breve entrevista que Alberto Contreras, director de A TODA VELA, realizó a Juan Manuel Espejo, un buen amigo y veterano cliente. La conversación tuvo lugar en el puerto de Fuengirola.

– Alberto: Hola Juanma, ¿qué tal va todo?
– Juan Manuel: Fenomenal y encantado de estar nuevamente contigo.
– A: Creo que estás navegando casi todos los días. Me das una envidia tremenda.
– JM: La verdad es que no paro, jaja!
– A: Oye Juanma, ¿qué te parece si nos cuentas los comienzos y tu experiencia en el mundo de la navegación?
– JM: Encantado.
– A: Cuéntanos ¿cómo te vino a ti esta afición a la navegación a vela?
– JM: Ya sabes que tú eres el culpable.
– A: Eso dices siempre. Ya será menos!
– JM: Pues sí. Yo vivía en Madrid y solía bajar de vez en cuando a la costa de Málaga a pasar un puente, un fin de semana, vacaciones,…. El clima aquí es espectacular. Y me encantaba venir a los puertos a contemplar como salían y entraban los barcos. Muy especialmente los veleros, que se desplazaban suavemente, sin meter “buya”, como dicen por aquí. Me quedaba observando al patrón y los tripulantes como preparaban las velas para izarlas a veces en la bocana, o como las recogían cuando regresaban a puerto. Y yo pensaba; Debe ser fantástico tener la experiencia de poder estar un día navegando en uno de estos cacharros.

– A: ¿Hace cuánto de esto?
– JM: Diez años más o menos.
– A: Y te animaste, ¿no?
– JM: Bueno, la verdad es que se me hacía como inimaginable, pues pensaba que esto estaba al alcance de algunos pocos, hasta que un día, navegando por internet, vi un anuncio que decía: “Aprende a navegar con A TODA VELA”.
– A: Qué bueno, ése fue de los primeros que hicimos.
– JM: Sí, pues entré en la página de A TODA VELA, y leí un artículo escrito por ti que decía algo así como: “Aprende a navegar en un velero, no te conformes con verlos. Se tu mismo el protagonista a bordo de un velero. Vivirás una experiencia que te cambiará la vida”.
– A: Ya recuerdo aquel artículo.
– JM: El que se acuerda fui yo. Me sentí totalmente identificado y pensé; ¿que hago yo, pasando horas y horas en el puerto, viendo pasar a los barcos? En aquel momento tomé la decisión y me dije: Aprende a navegar, Juanma, aprende a navegar. Y la solución estaba en la misma web. Descubrí los tres primeros DVD´s de A TODA VELA. “El Velero”, “Navegación básica” y “Navegación Costera”. Entonces se llamaban, A TODA VELA, 1, 2 y 3.
– A: Exacto.
– JM: Los compré, y comencé a verlos una y otra vez. Me entusiasmaba escucharte, pues era un testimonio muy normal, muy cercano. Llegué a sabérmelos de memoria, jaja!! Solo me faltaba subirme a un barco y comprobar mi aprendizaje.

– A: Vaya vicio el tuyo, Juanma.
– JM: Una y otra vez. Aprende a navegar, Juanma, me decía una y otra vez. Ya tenía mucha teoría memorizada, pero no sabía como dar el paso. Fue entonces cuando te llamé, hablamos y me ofreciste la posibilidad de una salida de aprendizaje un fin de semana en Almería en un barco de 15 metros. ¿Te acuerdas?
– A: Cómo no me voy a acordar, decías algunas cosas exactamente igual que en los vídeos. Recuerdo a alguno de los que nos acompañaban que también estaban comenzando, que te miraban con cara de,… “este tío sabe un montón”.
– JM: Sí, sí. Hasta que izamos la mayor, jaja!
– A: Claro, la teoría sin la práctica, ya sabemos que no es suficiente.
– JM: Por supuesto, pero te aseguro que, por ejemplo, las maniobras en puerto, las tenía tan memorizadas con los vídeos, que me vino fenomenal para hacerlas correctamente cuando estuve de patrón mi primera vez. Me encantaba aquello que decías de: “…a diferencia de un coche, un barco no tiene frenos”. Te aseguro que al principio echaba mucho de menos el pedal de freno.
También me obsesioné mucho con la seguridad a bordo, para mi es fundamental la seguridad a bordo por encima de todo. En el vídeo de seguridad venía lo más importante.

– A: ¿Qué supone para ti el haber tenido la ocasión de aprender a navegar con unos añitos?
– JM: Pues me ha cambiado la vida. A los 48 años, me encontraba sin ninguna afición, y cuando descubrí que que aprender a navegar en un velero era una opción, me entusiasme y desde entonces continúo aprendiendo. Navego con amigos, que muchos de ellos tienen más experiencia náutica que yo, y aprender a navegar se ha convertido en mi afición favorita.
– A: ¿En qué barco navegas, Juanma?
– JM: Desde hace cuatro años tengo mi propio barco, un velero de 10 metros y como al prejubilarme he venido a vivir a Málaga, pues lo tengo a 5 minutos andando de casa. Paso casi más tiempo en el barco que en mi casa. De hecho, como soy soltero, muchos días decido quedarme a dormir en el barco. Duermo mejor con el meneillo del mar y el runruneo de las jarcias. Soy un tío feliz. Qué más puedo pedir.
– A: Pues yo te pido que igas siendo feliz, que continúes navegando y que, como tu dices, aprender a navegar, sea tu objetivo. Aunque entre tu y yo, creo que ya tienes un amplio conocimiento sobre la navegación a vela y quizás es hora de que enseñes a otros a aprender a navegar. Gracias por tu tiempo.
– JM: Gracias a ti, Alberto. Bueno, salimos a navegar, ¿no?
– A: ¡Ya estamos tardando. Además, tienes mucho que enseñarme!