La travesía del Estrecho de Gibraltar a bordo de un velero de 65 pies, desde Málaga a Cádiz con niebla cerrada en el Estrecho y los comentarios de los tripulantes.
El estrecho de Gibraltar es la unión natural de dos mares: el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Y la separación entre el continente africano y europeo. Su interés geológico es muy destacable, pues representa la fisura de las dos placas tectónicas: la Euroasiática y la Africana.
A través de los 14 kilómetros del Estrecho de Gibraltar, dos corrientes marinas superpuestas equilibran los flujos en una conexión única entre las dos grandes masas de agua. En el trasvase, el flujo mediterráneo -más salino y, por tanto, más denso- discurre hacia el Atlántico pegado al fondo, mientras que el atlántico -con menos salinidad y densidad- se adentra hacia el Mediterráneo cabalgando sobre las aguas salientes.

Estas corrientes, unidas a los vientos dominantes de Levante y Poniente por el acanalamiento que sufren por las costas española y africana y a las profundidades que oscilan entre los 360 mts. (profundidad media) y los 900 mts. (profundidad máxima), hace que los navegantes tengamos respeto y precaución al atravesarlo. En función de la meteo, nos podemos encontrar con un mar encontrado, poco amable para navegar y en determinadas ocasiones, imposible.

Además, con seguridad estaremos acompañados en nuestra derrota de grandes buques que lo atraviesan en ambos sentidos, lo que hará que tengamos que tener una navegación muy atenta y concentrada.

Para los más estudiosos, quizás es un buen momento para tomar demoras con la costa (Punta Europa, Punta Carnero, Punta Cires, Punta Alcázar, Punta Paloma, Isla de Tarifa, ¿te acuerdas?
Posicionarte como se hacía antes y recordando alguno de los ejercicios de la carta náutica del PER, pero esta vez sobre la mesa de cartas, no en la de casa 😉
Así que… ¿te apetece un paseíto?